Es un destino turistico de Francia desde 1924 por el tren de cremallera, que remonta por sus laderas hasta la cumbre de los pirineos occidentales, de manera divertida se observa a través de sus ventanales de madera; todo el pasisaje que pasa a tu lado durante el ascenso y recibiendo el saludo de los que prefieren subir andando o bajarlo por su propio esfuerzo.
Este sitio de formación volcánica, estuvo lleno de leyendas en la antiguedad sobre aquelarres y serpientes de siete cabezas, en sus laderas habitan los pottokas (caballos pequeños) y rebaños de ovejas de cabeza negra ó rojiza.


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